Hablar de maridaje está de moda pero… ¿qué significa “maridar”? Pues básicamente crear un equilibrio perfecto entre comida y bebida. Conseguir que el plato y la copa se complementen perfectamente y que, como en todo buen matrimonio, se ayuden a destacar, se realcen y saquen lo mejor el uno del otro.

Los vinos rosados son ligeros por naturaleza. Eso hace que su maridaje sea bastante más sencillo de los que muchos creen. El encanto de los rosados reside en sus sutiles aromas, en sus suaves colores y en su sabor fino y elegante. Debido a estas características marisco y rosado maridan a la perfección.

Así que ya lo sabes, prueba a brindar con una pata de centollo y te centellearán hasta los ojos ¡Sublime!

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